Demasiada flexibilidad en Yoga es un problema

“El veneno está en la dosis.” 

                             Paracelso.

Estirar está bien.

La flexibilidad es una asignatura pendiente que urge trabajar para la mayoría de personas.

Pero demasiado de cualquier cosa se acaba convirtiendo en un problema más que en una solución.

Demasiada flexibilidad en nuestras articulaciones tiene consecuencias directas y poco deseables: inestabilidad articular, artrosis futura (o presente) e ineficiencia en el movimiento.

En el yoga existe una auténtica obsesión por ser cada vez más flexibles. 

Para la enorme mayoría de personas un trabajo enfocado pero no excesivo de flexibilidad supone menos rigidez y mayores cuotas de salud general.

Pero para aquellas que se obsesionan no tardan en aparecer los problemas.

Las redes sociales son una forma sencilla de ver las tendencias. Las imágenes o vídeos de personas extremadamente flexibles recaban miles y miles de likes y comentarios de admiración, por lo que es algo que se muestra mucho. 

En estos años que llevo usándolas he visto pasar a personas con una movilidad impecable a convertirse en personas hiperlaxas, con articulaciones inestables y, en muchas ocasiones, problemas de salud articular varios: lesiones, artrosis, dolores constantes, etc.

Y es normal.

Demasiada flexibilidad acaba siendo un problema y en este artículo te voy a explicar por qué y cómo evitar el exceso. 

Los ligamentos no se estiran

Hace un tiempo Bernie Clark, uno de los principales exponentes del Yin Yoga, escribió un artículo en el que hablaba de estirar los ligamentos para así volvernos más flexibles.

El análisis era correcto: los ligamentos son fascia, si los estiramos las articulaciones cederán más en su rango de movimiento y seremos más flexibles al final.

Pero las consecuencias de ese análisis no eran muy deseables. 

Es cierto, seremos más flexibles. Pero lo seremos a costa de perder una característica fundamental de nuestras articulaciones y en las que los ligamentos juegan un papel protagonista: la estabilidad articular. 

Ser más flexibles a costa de ser más inestables es un mal trato. 

Los ligamentos no son tan elásticos, no tienen una gran capacidad de recuperar su forma inicial si los sometemos a fuerzas sostenidas e intensas que los deformen. 

Un ligamento que cede, difícilmente volverá a su forma (menos elongada) inicial. 

¿Y qué significa esto?

Que una vez que un ligamento se estira, la articulación se vuelve automáticamente más inestable y eso difícilmente será reversible. 

Esta idea de que hay que estirarlo todo y ser más y más flexibles sin límite responde más a una nula o mala comprensión de cómo funciona realmente nuestro aparato locomotor, nuestro cuerpo y su movimiento.

O a una obsesión mental por lograr posturas cada vez más vistosas donde las articulaciones dejan de cumplir su cometido y se pasan de largo de su movilidad natural. 

¿Quizá las redes sociales tengan algo que ver?

Articulaciones inestables

La mayoría de las articulaciones de nuestro cuerpo son articulaciones sinoviales, un tipo concreto de articulación con unos elementos concretos que la conforman. 

Estas articulaciones están formadas por huesos, ligamentos, músculos, tendones, cartílagos, una membrana sinovial y una cápsula articular. 

De todos estos elementos los músculos, tendones, ligamentos, la cápsula articular e incluso la membrana sinovial cumplen funciones estabilizadoras.

Que una articulación sea estable, es fundamental. 

Si cada cosa no se consigue mantener en su sitio, al final las fuerzas que actúan sobre la articulación acaban por incidir donde no deben y esto provoca desgastes donde no se pueden soportar de forma adecuada.

Una articulación inestable es una articulación que acaba por sufrir un desgaste excesivo, mayor del que puede soportar.

Demasiada flexibilidad significa que todos estos tejidos blandos son menos rígidos de lo conveniente y que está impedidos para realizar su función de la forma correcta.

Es cierto, deben permitir el movimiento de la articulación, pero también deben limitarlo.

Ese es el juego de equilibrios que conforma nuestro aparato locomotor. No hay un lado bueno y uno malo. Debemos ser firmes y a la vez móviles.

Algo así se da a entender en los Yoga Sutras de Patanjali (Sthira, Sukham, Asanam). Sabiduría perenne. 

Artrosis provocada por el Yoga

La artrosis es más frecuente en practicantes de yoga de lo que nos gustaría admitir.

La inestabilidad provoca desgastes excesivos y descompensados en distintas partes de la articulación, y estos desgastas a su vez provocan una pérdida en la función de la articulación.

Acabamos por ser menos móviles, menos capaces de soportar cargas y, además, acabamos por soportar mayores molestias y dolores.

La artrosis no es una broma, es un problema que sólo puede ir a más y conforme se agrava menos posible es volver atrás. 

La mejor forma de afrontar una artrosis, una articulación desgastada, es prevenir su aparición o estabilizar la articulación lo antes posible.

Por supuesto, esto genera descompensaciones en muchos sentidos que habrá que entender en cada persona. No todo pasa por levantar pesas y dejar de estirar, tampoco hay que irse al otro extremo. 

Pero es importante que entendamos lo que puede provocarnos esa obsesión desmedida e infundada por flexibilizar las articulaciones más allá de lo fisiológico o natural.

Todo tiene límites. También el movimiento de nuestras articulaciones. Si no, extenderíamos la rodilla hasta darnos con los dedos de los pies en la ingle (y pareceríamos poco menos que aliens) pero no es así ni tampoco necesitamos que lo sea. 

Más estiramiento, ¿más rigidez?

Esto puede parecer contraintuitivo.

Estiramos, estiramos y estiramos y, al final, acabamos más rígidos.

Esto no pasa siempre, pero puede ser una consecuencia completamente razonable de un trabajo de flexibilidad excesivo. Nuestras articulaciones se vuelven más inestables y por tanto el sistema nervioso hace que toda la musculatura de la zona se contraiga de forma sostenida para volver la zona algo más rígida y compensar la estabilidad perdida.

Ésta es una consecuencia absolutamente plausible y se acaba dando cuando el trabajo de estiramientos es demasiado insistente y cuando hay una mala técnica o directamente no hay técnica en las posturas o ejercicios.

Un ejemplo muy visual es el de las extensiones lumbares.

Cuando la técnica brilla por su ausencia las extensiones se parecen a algo como esto: 

El arco está poco o nada repartido y toda la extensión colapsa sobre un punto muy concreto. Este punto de inflexión es sometido a tanta tensión mecánica que lo habitual es que acaban habiendo molestias y rigidez muscular en la zona durante un tiempo después de realizar este ejercicio.

El problema está en creer que esos dolores son normales en lugar de ver que son un aviso de que algo no se está haciendo bien.

Buscamos una lumbar más flexible en extensiones y acabamos con una lumbar espasmada, rígida y, en demasiadas ocasiones, dolorida. 

Un arco proporcionado en la misma postura se vería así:

Yoga como fuente de salud (y no al contrario)

En este mundo/sector del yoga acabamos haciendo asociaciones un tanto desacertadas:

❌ A más flexibilidad más salud

❌ A más complejas las posturas mejor significa que está mi cuerpo

❌ A más insistir más avanzo

La realidad es que nos aventuramos con demasiada prisa a sacar este tipo de conclusiones, empujados demasiadas veces por la urgencia de vernos avanzar.

Los humanos tenemos esa tendencia a quererlo todo rápido y fácil, así que usamos la fuerza para conseguirlo. 

El camino de entender cómo funciona el cuerpo antes de ponernos a usarlo a lo loco, por algún motivo es muy poco atractivo.

Hay quien piensa que es muy difícil, hay quien piensa que es aburrido y hay a quien directamente le da igual romperse en el camino, no piensa en las consecuencias y ya está. 

Para los dos primeros: buenas noticias.

Entender el cuerpo no es difícil.

Y lo aburrido es cómo te lo intentaban enseñar torpemente en el colegio. 

Entender el cuerpo y su movimiento mientras usas el cuerpo y lo mueves es de las mejores maneras.

Precisamente eso aprendes en mi Club de Biomecánica del Yoga.

Tienes acceso a tutoriales para entender cada detalle de cada postura, a clases guiadas por mi para que veas cómo se ejecutan y qué pautas tiene sentido seguir, a varios talleres que imparto sobre estos temas y entre los cuales hay uno precisamente sobre la flexibilidad y la forma correcta de trabajarla para avanzar como nunca pero de forma saludable. Todo por 20 euros al mes, ¿absurdo eh?

Si quieres entender de verdad tu cuerpo, es así de fácil y así de accesible. 

El yoga debería ser una fuente de salud. O, cuanto menos, una fuente de equilibrio.

Pasarnos de flexibilidad, obsesionarnos por movernos en rangos de movimiento excesivos, es un desequilibrio grande.

La articulación está desequilibrada, la salud física está desequilibrada y el trabajo personal de conocer y entender lo que se hace está claramente desequilibrado.

Conclusiones

Si vas a insistir y trabajar de forma intensa en algún sentido, es importante que entiendas primero lo que estás haciendo.

Pretender no sufrir las consecuencias pero no cuidarte de realizar las acciones que traen esas consecuencias no son elementos que casen bien juntos. 

Ya lo sé, internet está lleno de información errónea y contradictoria y es precisamente por eso que se vuelve fundamental que tengas tu propia base de conocimientos que te permita sacar tus propias conclusiones.

Si eres practicante, esto importa para no dejar tu salud en manos ajenas al 100%, pero si eres profesor o instructor de yoga esto se vuelve una absoluta obligación y responsabilidad. 

Si trabajas con el cuerpo de otras personas, debes saber lo que estás haciendo y no basta con saberlo “un poco”, hay que entenderlo bien. 

Espero que este artículo haya arrojado luz sobre tu comprensión de esta tendencia a practicar y compartir posturas con las articulaciones cada vez más flexibles y retorcidas y que te sirva para construir una práctica un poco más segura y controlada. 

Ten un gran día.

Ariel de Gatica. 

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Ariel de Gatica
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