“Todo es yoga”
“El yoga es una forma de vida”
“Por cada persona, hay un yoga”
Seguramente hayas oído o leído en internet estas frases o algunas parecidas.
En el mundo/sector/entorno del yoga hay corrientes que defienden que todo es yoga, haciendo referencia a multitud de casos concretos:
El cómo te comportas con los demás, es yoga.
La forma en la que comes, es yoga.
Cómo reaccionas o no en tu día a día, es yoga.
Darte cuenta de aspectos de tu comportamiento, es yoga.
No darte cuenta, también es yoga.
Si haces deporte, ese deporte también es yoga.
Si no haces deporte, no hacerlo es yoga.
Ser disciplinado también es yoga.
El yoga no tiene por qué ser disciplinado.
Claramente hay un problema con este mensaje. A parte del hecho de que marea leer estas afirmaciones cuando las pones todas juntas.
El problema principal es que se tiene una concepción muy utilitarista y conveniente de qué es el yoga.
Básicamente acaba encajando en todo.
E igual que si todo importa, nada importa al final.
Si todo es yoga, el yoga se diluye tanto que tiende a la nada.
En este artículo pretendo hacer una reflexión razonada sobre esta concepción que considero tan ventajista del yoga, así como poner sobre la mesa una propuesta concreta para poder sacarle todo el partido al yoga sin tener que modificar constantemente su perímetro.
El yoga como herramienta
No es mi intención entrar a definir el yoga, algo tan extenso y con tantos matices que resulta complicado de concretar.
Al menos no hay una única definición, eso seguro.
En adelante voy a hablar del yoga como una herramienta en sí misma, o como un conjunto de herramientas más concretas.
Al fin y al cabo, el yoga en algún momento fue un abanico bastante reducido de técnicas concretas para lograr controlar lo más incontrolable del ser humano: la mente.
Hoy en día el abanico es amplísimo, pero el objetivo es el mismo.
No practicamos asana, pranayama o meditación para rendir mejor en nuestras tareas cotidianas. No es lo principal, al menos.
Si así fuera, hoy en día disponemos de evidencia científica que nos dice que en lugar de asana hay otros tipos de actividades físicas mucho más interesantes.
En lugar de pranayamas, hay pautas de respiración muy concretas y que llevan menos tiempo de ejecución con mejores resultados.
Y hay técnicas también muy concretas de mindfulness que nos ahorrarían esos largos periodos de meditación.
O hemos errado con las técnicas, o realmente el objetivo de ponerlas en práctica en nuestra rutina cotidiana de yoga es otro.
Claramente, controlar la mente no es un proceso hipereficiente, tiene sus idas y venidas.
Ahí es donde el yoga y sus técnicas siguen siendo la mejor opción.
La intención del Yoga
Si alguna evidencia histórica podemos tener del origen del yoga es que el yoga nace para ayudar a controlar la mente.
Tan antigua es nuestra tendencia neurótica como la propia existencia humana.
Una mente descontrolada conduce a una vida de mayor sufrimiento, mientras que una mente controlada conduce a una vida de paz.
Si alguna intención podemos atribuirle al yoga es la de alejarnos del sufrimiento innecesario y acercarnos a un estado de paz interior.
Obviamente, somos seres sociales, y por tanto el componente ético es fundamental.
El cómo nos relacionamos con los demás (y con uno mismo) es fundamental.
El cómo nos comportamos, vendrá dictado por ese control o descontrol de la mente.
Aquí podríamos derivar el tema en muchos sentidos realmente interesantes y profundos, pero para no perder el hilo vamos a continuar con nuestro tema.
El yoga se aplica con un conjunto de herramientas concretas (técnicas) y nos permite controlar un poquito más cada vez nuestra mente.
Todo (lo que me interesa) es Yoga
Entiendo el concepto de que “todo es yoga” en el sentido de que todo se puede utilizar como una herramienta más para controlar nuestra mente y con ello nuestro equilibrio emocional y psíquico.
Sin embargo, la realidad es que ésta suele ser una afirmación vacía para muchas personas, que implica entender el yoga como una especie de ente que abarca todos los aspectos de nuestra vida.
Entender la vida así tiene riesgos (o ventajas, depende de los ojos que miren):
Si todo es yoga, la autoindulgencia y la holgazanería, también son yoga, por lo que están bien y son aceptables.
Así mismo la falta de autocontrol, la actitud reactiva y la autocompasión también acaban por ser aceptables.
Todo es aceptable si todo es yoga, en definitiva.
La actitud ventajista de muchas personas les lleva a vivir una vida social y psíquica de lo más descontrolada con la justificación de que todo es parte del proceso.
La falta de esfuerzo, la falta de disciplina y la falta de ética son justificables.
Todo es justificable.
Ok. Hagamos una pequeña pausa. Vamos a aclarar los conceptos.
Todo proceso personal es aceptable. Nadie es perfecto, eso lo tenemos claro y lo vivimos a diario.
Sin embargo, una actitud autoindulgente nos lleva a no poner el esfuerzo suficiente para que lo que sabemos que no está bien en nuestro comportamiento cambie a mejor, tanto con nosotros mismos como con los demás.
Esa autoindulgencia nos deja en el mismo punto una y otra vez.
Incluso en muchas ocasiones lo que ocurre es que lleva a hacer que muchas personas se autoconvenzan de que todo está bien, están en el camino y sólo eso es lo importante.
Y aquí déjame aclararte algo que poco se comenta en las formaciones de yoga o en las redes sociales de los grandes influencers hoy en día.
El yoga no fue jamás concebido como un “hacer por hacer” o “esforzarse por esforzarse”.
El yoga busca ser óptimo. Menos esfuerzo, mayores resultados.
Porque parte de un principio ético básico: si consigues tener una mente más controlada, conseguirás contagiar tu paz al resto del mundo.
Obviamente, cuanto antes y en mayor grado lo consigas, mejor.
Muchos factores definirán si tú requieres de más o menos tiempo y esfuerzo, para cada uno el camino es único y con sus propios matices.
Nadie dice que te des latigazos en la espalda si te descubres con una actitud descontrolada que no te gustaría repetir, pero sí que es imprescindible que pongas todo lo posible de tu parte para que eso vaya mejorando.
La autoindulgencia y ese concepto tan etéreo de que “todo es aceptable porque todo es parte del proceso” no es más que una manera muy conveniente de eludir tu responsabilidad para contigo y para con tu entorno social.
Todos tenemos en mente el estereotipo de yogi aislado y solitario, y esto suele llevar erróneamente a la creencia de que el yoga es individualista. Nada más lejos de la realidad.
Las historias de sabios iluminados siempre hablan de su decisión de seguir en este mundo para ayudar a otros a vivir en paz.
Las historias de linajes de yogis hablan de autodisciplina férrea, pero también de maestros y alumnos apoyándose constantemente en su camino.
Esa idea del yoga a la carta, del yoga a conveniencia, no es más que otra trampa más de la mente y el ego.
Una trampa que lleva a comportamientos deplorables donde resulta que quien se comporta así acaba por justificarlo de alguna manera abstracta y etérea.
Situación: Ignoras a una persona y te da igual si va a sufrir, siendo que esta persona tampoco te ha hecho nada grave o con mala intención. Podrías hacer que no sufra tanto tan sólo con unas palabras amables, pero no lo haces → Automáticamente lo justificas con eso de que no pasa nada, todo, incluida esa actitud, es parte del proceso.
Si no fuera porque la siguiente vez será igual o peor, tendría sentido.
Pero justamente el problema es este, la autoindulgencia y las palabras vacías no llevan al progreso sino que te hacen quedarte en el mismo punto.
De esto nuestra realidad social reboza. El entorno del yoga está lleno de ejemplos, pero tampoco es algo exclusivo (por supuesto) de este entorno.
Carencias generales del Yoga
Vamos a concretar.
No todo es yoga, y se puede demostrar.
El yoga tiene grandes carencias.
¿Y por qué algo como el yoga se permite tener estas carencias? Porque el yoga nunca pretendió abarcarlo todo.
Es un aspecto que deberíamos tener más en cuenta.
Lo que hoy en día se ve generalmente como yoga se parece más a los escritos de algunos autores de desarrollo personal de finales del siglo XX y principios de este siglo XXI, que a lo que originalmente podrás encontrar si te preocupas de leer la literatura clásica del yoga.
Carencias del yoga a nivel físico
La práctica de posturas de yoga tiene grandes ventajas, pero también grandes vacíos a nivel de salud y funcionalidad física.
- Difícilmente supone un trabajo de fuerza, cuando hoy en día sabemos que es de los trabajos más importantes a nivel físico para mantener nuestra salud y bienestar tanto físico como cognitivo.
- En algunos estilos la obsesión por la flexibilidad es poco saludable. Articulaciones demasiado móviles no son una buena noticia.
- Es un trabajo incompleto. Hay estímulos muy necesarios para un correcto equilibrio psicomotriz y funcional que no se dan en la práctica de posturas de yoga. Un ejemplo contundente es la falta de tracciones.
Un ejemplo interesante de esa obsesión porque todo sea yoga es la tendencia desde el siglo XX de mezclar yoga con fitness, culturismo y otras disciplinas.
Sí, es verdad que hay que estar atento para levantar una barra con peso, pero nunca fue ese el objetivo del yoga y la realidad es que por estar atentos hay que estar atentos a todo en la vida. Conducir un coche nos obliga a estar atentos (o debería) pero robar en una casa también nos obliga a estar atentos. ¿Todo es yoga? ¿Seguro?
Carencias del yoga a nivel psicológico
A mi este punto me parece el más importante. Fundamental.
El yoga se puede considerar como la primera ciencia psicológica del mundo. Al fin y al cabo es el primer conjunto de herramientas del que tenemos constancia, centrado en poner orden en la psique de las personas.
Habrán pasado miles de años, pero los problemas de los humanos no dejan de estar en el mismo lugar: la mente.
Sin embargo, el yoga no lo puede todo, ni tiene por qué.
Hay cuadros clínicos y situaciones particulares que requieren un trabajo mucho más profundo y terapéutico concreto.
Igual que no vamos al profesor de yoga para que nos haga una cirugía de corazón, no tiene sentido ir cuando tenemos un cuadro clínico de depresión.
El problema es que lo primero ni se nos pasaría por la cabeza, y lo segundo es habitual.
La práctica de yoga sin tener esto en cuenta puede llegar a ser perjudicial para según qué casos.
Y no hablamos de situaciones excepcionales.
Muchas personas requieren de ayuda psicológica estructurada y personalizada para poder lidiar mínimamente con sus pensamientos y sus emociones.
El yoga es un sistema que se enseña, hay profesores/instructores/maestros y alumnos.
Y en estos temas no es tan fácil como hacer una formación extra sin más. Hay que tener un gran dominio de muchas otras herramientas ajenas al yoga para poder ayudar más que desayudar.
Ojalá fuera tan fácil como entender el funcionamiento del cuerpo y su movimiento estudiando su anatomía y biomecánica. Esos son factores bastante fáciles de estandarizar, a no ser que tengas una prótesis o una deformidad todos los cuerpos funcionan bastante parecidos en este aspecto.
La mente es un territorio mucho menos predecible, y requiere muchas veces herramientas fuera del yoga para trabajar con ella.
Como podemos ver claramente con estos ejemplos, el yoga no lo es todo.
El yoga nunca pretendió serlo todo.
Y la única manera de que el yoga sea todo es querer creerlo.
Puedes creer lo que quieras, faltaría más.
Pero probablemente utilizar conceptos tan etéreos, infundados y muchas veces abstractos no sea sino una manera de tu mente para tener una herramienta con la que retorcer la realidad a tu favor y conveniencia dependiendo de cada circunstancia.
La reducción al absurdo
Pretender reducir la vida al yoga, con todos sus matices y subjetividades, es absurdo.
Pretender que el yoga signifique lo mismo que tu vida, es de un ego desmedido y probablemente una mente que te controla en lugar de una mente controlada. Estar tan en el centro de todo no es autoestima, es egolatría.
Cada persona tiene su forma de vivir el yoga, eso está claro.
Pero eso no hace que haya 8000 millones de yogas.
El reduccionismo y la simplificación a tales niveles sólo hace que el yoga se desvirtúe, se diluya y se vuelva cada vez más incomprensible.
Cuántas personas no entran al yoga pensando que es la cura para todos sus males.
Cuántas personas no aprovechan estas frases vacías para amparar sus comportamientos deplorables.
Cuántas personas no usan al final el yoga como la excusa para no mejorar.
Si algo opuesto existe al yoga, es precisamente esto.
Conclusiones
Si tu piel no es demasiado fina, probablemente hayas podido sacar algo en claro de este artículo.
Si te has sentido ofendido o atacado, entonces quizá no estaría de más observar cómo usas el yoga.
Si usas el yoga como una justificación, es un problema.
Si usas el yoga como una herramienta de observación, análisis y mejora constante, entonces es una solución.
El yoga no lo es todo.
Nunca lo ha pretendido.
El hecho de que hayamos elegido practicar yoga y zambullirnos en el océano inmenso que el yoga supone no hace que todo gire en torno a nuestra decisión.
El fanatismo que nos aboca a creer que hemos encontrado la panacea, aquello que “lo es todo”, es el mismo que a un fanático político le hace creer que su ideología es la única solución y que explica absolutamente todo lo explicable.
El yoga, por suerte, no necesita que nos volvamos fanáticos para seguir teniendo la enorme validez que lleva milenios teniendo.
El yoga, por suerte, es algo bastante más sencillo y práctico.
No está hecho a tu medida ni a la de nadie.
Requiere esfuerzo, un esfuerzo inteligente pero esfuerzo al fin, y pretender que no es así, es una manera más de autoengañarnos.
Espero que este artículo te haya servido para reflexionar sobre una forma de interpretar el yoga que está sin duda extraordinariamente extendida hoy en día.
También espero no haberte ofendido con nada de lo expuesto, no es una crítica concreta a personas concretas sino más bien a unos conceptos y unas maneras de utilizar esos conceptos.
Ésta es una crítica constructiva para generar un debate que considero necesario.
Las redes sociales tienen la capacidad de banalizar absolutamente todo, y a veces acaba suponiendo un problema.
Por suerte, también tienen la capacidad de difundir ampliamente los mensajes, así que espero que si consideras que este mensaje es digno de ello lo puedas compartir también.
Un abrazo muy grande. Pasa un gran día 🙂
Ariel de Gatica.
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