Se dice del Ashtanga que es un estilo de yoga lesivo.
También se dice que es todo lo contrario, que está diseñado para aportar todo lo necesario para la salud y el equilibrio de la persona.
Es, sin lugar a dudas, uno de los estilos de yoga moderno más practicados, si no el que más.
Y eso nos trae personas con experiencias muy positivas, sin lesiones, y personas con experiencias negativa o, cuanto menos, con lesiones.
En este artículo me propongo desgranar si realmente podemos afirmar que el Ashtanga Vinyasa Yoga es un estilo de yoga lesivo o, incluso, si podemos afirmar que un estilo de yoga es lesivo.
Un estilo de yoga como este, dinámico, intenso físicamente, intensivo en sus requerimientos de flexibilidad y movilidad, no deja indiferente a nadie.
He practicado este estilo durante algunos años y con varios profesores distintos, y he tenido la oportunidad de observar las particularidades tan características del estilo por lo que considero que tengo conocimiento de causa para elaborar este análisis.
Espero que te sirva y que puedas sacar ideas interesantes de aquí.
¿Qué es exactamente el Ashtanga Vinyasa Yoga?
Considero importante empezar exponiendo de forma simplificada en qué consiste este estilo de yoga.
El Ashtanga Vinyasa es un estilo de yoga moderno, basado principalmente en la práctica física de posturas de yoga con el objetivo de lograr un cuerpo, mente y espíritu sanos y equilibrados.
La práctica consiste en la concatenación de posturas a través de secuencias de movimientos llamadas vinyasas. Es, en esencia, una práctica donde se enlaza cada postura a través de una secuencia y se logra un ritmo fluido.
Las posturas se mantienen relativamente poco tiempo y la práctica se divida en varias series que se van practicando en el tiempo con un orden concreto.
Un practicante, de acuerdo con la escuela clásica y original de este estilo, no puede comenzar a practicar la segunda serie sin haber logrado dominar por completo la primera. Si bien es cierto que hay muchas personas que practican sin seguir tan a rajatabla este tipo de criterios marcados por la escuela original y se toman ciertas licencias al respecto.
También es importante destacar que se propone una práctica de seis días por semana y como únicos descansos un día por semana y el día de luna llena cada mes.
Esta práctica está regida por una forma concreta de respirar, utilizando la respiración Ujjayi durante toda la práctica, y una forma concreta de llevar la atención y la mirada mediante el uso de dristis, que son en esencia lugares donde llevar la vista para colocar la atención como por ejemplo la punta de la nariz o el entrecejo.
Salvando las distancias y buscando ser breves, considero que con esta aproximación es suficiente para poder hacernos una idea clara de qué estamos hablando.
Ventajas e inconvenientes del Ashtanga Vinyasa Yoga
Obviamente un estilo como este tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y resulta imprescindible conocerlos para poder hacer un análisis justo.
Ventajas del Ashtanga Vinyasa Yoga
La principal ventaja de este estilo y del método del Ashtanga en general es la organización de la práctica en sí misma.
El uso de series preestablecidas, organizadas por niveles de jerarquía y donde las posturas y la forma de practicar se repiten constantemente promueve precisamente un perfeccionamiento del desempeño en la propia práctica.
Si se repite la práctica constantemente entonces se da pie a mejorar la comprensión de cada postura y de cada parte de la secuencia, de mejorar también la técnica y de conocerse a uno mismo y su cuerpo en relación con la propia práctica de la serie en sí misma.
Se dice que la esterilla es como un espejo en la práctica de yoga, y la realidad es que si se hace una práctica igual, de forma repetida, la esterilla te puede decir mucho de ti mismo, por ejemplo el cómo te comportas de formas diferentes ante el mismo reto y esfuerzo con el paso del tiempo o cómo varía la sensación al hacer exactamente lo mismo pero entendiéndolo mejor.
Inconvenientes del Ashtanga Vinyasa Yoga
La rigidez del estilo es uno de sus principales inconvenientes.
Cuando hablamos del uso del cuerpo y de su movimiento debemos comprender que es necesario cierto grado de flexibilidad a la hora de alterar las pautas e incluso los ejercicios/posturas que se utilizan para poder ir adaptándolo a cada persona y a cada grupo.
En el Ashtanga Vinyasa se tiende a dar una importancia fundamental a respetar las series y las pautas tal y como se plantean desde la escuela oficial, lo que resta mucha de esa flexibilidad tan necesaria a la hora de trabajar con el cuerpo.
El aura de “perfección”, esa sensación de que el Ashtanga es un estilo diseñado al milímetro para cubrir todas las necesidades del practicante tal cual está ya, hace que resulte poco menos que un sacrilegio alterar las series o la forma de practicarlas. Lo cierto es que la capacidad de adaptación es reducida o, al menos, insuficiente siendo un estilo practicado por tantos millones de personas.
Riesgos del Ashtanga Vinyasa Yoga
En las propias series de Ashtanga existen riesgos concretos asociados a su práctica.
Posturas muy intensas de flexión de columna inmediatamente después de posturas muy intensas de extensión de columna. Lo cual si se entiende el funcionamiento de los discos intervertebrales sabremos que no es una gran idea para la salud articular de la columna (sobre todo lumbar).
Posturas muy intensas de flexibilidad de caderas y en gran número, lo cual comprende una insistencia en muchos casos excesiva sobre estas articulaciones tan sensibles para una mayoría de personas.
La creencia generalizada entre sus practicantes de que el Ashtanga es una actividad física completa por sí misma siendo que supone en muchos casos un trabajo muy limitado de movilidad articular y trabajo de fuerza, frente a una insistencia mucho mayor en trabajos de flexibilidad pasiva.
La falta de descanso que puede darse en muchas personas si siguen al pie de la letra el ritmo de práctica propuesto de 6 veces por semana.
Todo esto es fácilmente salvable si se adaptan ciertas cuestiones en la práctica y en la forma de entenderla, pero se vuelve un problema importante en el momento en el que no se conciben estas modificaciones en la forma de practicar.
A mayor rigidez a la hora de modificar estos aspectos, mayor presencia de estos riesgos.
¿Qué hace que una práctica de yoga sea lesiva?
Básicamente la falta de adaptabilidad.
Si una práctica de yoga requiere que el practicante se adapte a ella y encaje en sus criterios, pautas y estándares en lugar de hacerlo al revés, entonces el riesgo de lesión aumenta considerablemente.
El yoga es una herramienta, y como tal deberíamos utilizarla.
Si una persona debe encajar en los estándares rígidos de un estilo entonces probablemente no tenga en cuenta sus capacidades y limitaciones a la hora de practicar, sino que tenga más en cuenta las pautas y exigencias del estilo antes que sus propias capacidades y limitaciones.
Ahí es donde aparecen las lesiones.
Si hay que hacer X postura porque está en la serie y es una postura que puede no venirme bien por mi falta de capacidades, entonces será probable la lesión.
Ejemplo concreto: Si toca hacer la postura del Loto (Padmasana) porque está en la serie y puedo más o menos hacerla entonces la haré, aunque no comprenda la postura, aunque me falte movilidad de caderas y las rodillas se resientan.
Ya sé lo que estarás pensando ahora: en estos casos la persona debe saber parar y no hacer ciertas cosas.
Obviamente, estoy de acuerdo.
Pero la realidad es otra. Esta semana he recibido no pocas fotos y vídeos de seguidores practicando posturas que evidentemente no pueden hacer, de formas extremadamente agresivas con su cuerpo siendo que este está claramente no preparado para ello, sólo porque aparece en la serie y en sus clases se insiste en intentarlo y repetir las posturas como la única forma de progresar.
Si nos ponemos a modificar la serie, cambiar posturas, cambiar pautas, etc. Entonces estaremos modificando el estilo de base.
Esto, cuando el estilo y la escuela es rígida en sí misma y no ve con buenos ojos tantas modificaciones, no es algo que se de. Por muy de sentido común que parezca, para la escuela y el estilo se pierde la esencia con tantas modificaciones.
Es en estos casos cuando una práctica de yoga se vuelve mucho más potencialmente lesiva: cuando el estilo y su “pureza” o “tradición” prevalecen sobre las necesidades reales de los practicantes y son éstos los que deben acabar por adaptarse a las normas de la práctica.
Cuando una persona intenta encajar su cuerpo en posturas según unas maneras rígidas de entender cómo se deben hacer esas posturas y ejercicios estamos olvidándonos de lo esencial: el yoga es una herramienta.
Igual que un martillo no te utiliza a ti para clavar un clavo, eres tú el que usa al martillo, con el yoga debemos recordar lo mismo, somos nosotros los que usamos las herramientas del yoga no el yoga el que nos usa a nosotros para desarrollarse.
¿Los estilos de yoga pueden ser lesivos?
Ya hemos visto cómo una práctica de yoga puede ser realmente lesiva.
Si intentamos encajarnos a nosotros mismos dentro de unas formas que no respetan nuestras capacidades y necesidades entonces la práctica es mucho más potencialmente lesiva.
Sin embargo, con los estilos de yoga ocurre algo interesante. Son ideas, ideas organizadas, conceptualizadas.
Y personalmente no creo que podamos ir responsabilizando a unas ideas o a unos conceptos de unas acciones concretas.
El estilo no es el que lesiona a un practicante, el estilo da unas pautas, comparte unas ideas sobre cómo debería ser, pero es la combinación de responsabilidad del instructor y el practicante la que toma las decisiones concretas que pueden llevar a que una persona se lesione.
Si concebimos los estilos de yoga como algo inamovible, es sólo cuestión de tiempo que aparezca un caso concreto donde una persona se intenta adaptar (o un instructor intenta adaptar a una persona) a algo que le viene mal y se acaba por romper.
Y quien concibe un estilo de yoga así es, primero el instructor, y después el practicante que hace caso al instructor.
Perfectamente podría el instructor relativizar las pautas de un estilo, que seguramente no se ha concebido para romper a nadie, y adaptarse al menos lo mínimo e imprescindible a la realidad concreta de cada clase o práctica.
Perfectamente podría el practicante entender lo que hace con su cuerpo y no rendir pleitesía a un concepto (estilo) concreto e inamovible porque sí. Aunque bien es cierto que muchas veces un practicante simplemente se fiará de su profesor o instructor, y es normal.
Conclusión: El Ashtanga Vinyasa Yoga es…
El Ashtanga Vinyasa Yoga no es un estilo de yoga lesivo.
Igual que ningún estilo de yoga es lesivo.
La rigidez, el pseudo-fanatismo, y la obsesión por hacer encajar a todo el mundo en un mismo marco es el verdadero factor de riesgo.
Las lesiones abundan entre practicantes de yoga, y la falta de adaptación de la práctica y comprensión de lo que se hace cuando se practica es la principal causa.
Cuando hay lesiones es porque se tiende a estirar hasta romperse, se hacen posturas para las que no se está preparado y se tiende a ignorar el dolor y la incomodidad que tanto nos suelen avisar de que algo va mal.
La tendencia a practicar sin adaptar la práctica y la falta de flexibilidad mental de muchos instructores son las verdaderas causas de un mayor riesgo de lesión.
No querer adaptar o no saber adaptar la práctica es lesivo.
Personalmente opino que es interesante dejar de intentar cargar sobre elementos externos que no son los que toman las decisiones, como son los estilos de yoga la responsabilidad de las carencias que tenemos a la hora de responsabilizarnos de cómo guiamos las clases o cómo nos dejamos guiar ciegamente.
Hablar de estilos de yoga lesivos es pretender que la responsabilidad de los errores evitables que llevan a personas a lesionarse está en algo externo, cuando la falta de conocimientos y capacidades es algo muy interno.
Por suerte, se puede trabajar y con un mínimo de actitud y ganas se puede lograr una práctica absolutamente segura y eficiente.
Espero que este artículo te sirva y te aporte un punto de vista interesante y práctico.
Sé que hablar de forma tan directa es meterme en camisa de once varas, pero también sé que es un problema prácticamente sistémico esto de no hablar las cosas para intentar no molestar.
Sinceramente, creo que no hablar de todo esto cuando resulta tan obviamente importante sería egoísta por mi parte. Prefiero aguantar los mensajes indignados de quien no se lea el artículo entero o esté simplemente dándose por aludido y ofendiéndose en lugar de solucionar la parte que le toca, que autocensurarme para tener un día más tranquilo.
En el fondo tengo la esperanza de que se entienda bien lo que he querido exponer en este artículo y de que el revuelo se dé en el buen sentido.
Puedes dejar tu opinión en comentarios abajo del todo de esta página. Si es un comentario respetuoso estaré encantado de debatir contigo.
También si te gusta que toque estos temas, dímelo en comentarios así lo tengo en cuenta para futuros artículos.
Pasa un día estupendo 🙂
Ariel de Gatica.
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Buenas tardes, últimamente estoy escuchando que el «saludo al sol» no es lo más seguro y adecuado al ser una secuencia de posturas seguidas, flexiones y extensiones, sin tiempo de adaptación entre ellas pues se suele hacer rápido para conseguir su sentido de servir de calentamiento. ¿ Qué piensas de esto Ariel? gracias
Hola buen día, desde Venezuela soy prácticamente de Ashtanga desde hace 2 años y aún no hago padmasana y por situaciones médicas no relacionadas con la práctica (epilepsia) cuesta un poco el equilibrio. Mejorando voy mentalmente y mi consciencia, mi instructora es más bien receptiva a adaptar la postura a nosotros y estoy de acuerdo cuando dices que son muchos 6 días de práctica. Gracias por tus tips, buenos consejos sobre la biomecánica me encanta
Hola Ariel,
Me ha gustado mucho el artículo, cómo expones el tema de forma sencilla y sin juicios de valor. Por cierto, me gusta que toques temas «controversiales». (para ser sincera siempre es un placer cuando leo los artículos que nos compartes).
Incluso antes de hacer la EBY también resonaba con la importancia de de observar y escuchar a los grupos (y a las personas) y, desde allí, adaptar las prácticas a las personas. Ahora bien, tras realizar la EBY lo voy haciendo con más conocimientos, lo cual me está gustando mucho.
Y con ganas de seguir aprendiendo y mejorando cada día más, para mí y para lxs otres.
Un abrazo!!!!
¡Me ha encantado tu explicación!. Practico astanga y es necesario escuchar nuestro cuerpo dentro de cada práctica. Dejando atrás los egos. Imprescindible la coherencia y el conocimiento
tanto por parte del practicante como del maestro.
Muchas gracias por este artículo tan necesario en el mundo del Ashtanga. Soy practicante y profesora (Hatha y Ashtanga) y creo que cada vez somos más los partidarios de adaptar la práctica a las características individuales.
Amo la práctica de Ashtanga y mi maestro siempre me enseñó a ser compasiva con mi cuerpo y mi estado mental. Respeto las lunas y el ciclo menstrual y no avanzo de serie sin controlar la primera. No cambio el orden ni las posturas, pero sí las adapto a mi cuerpo y al de mis alumnos. Para todas hay alternativas. Pienso que hay quien puede practicar 6 días, yo lo hago 3 o 4 y no creo que Pattabhi Jois se esté removiendo en la tumba por ello. Pero sé que hay personas muy muy estrictas. Hace poco fui a un centro a practicar mysore y la profesora se enfadó porque decidí continuar sin ser capaz de entrar en supta kurmasana. Pues ese enfado es suyo, ella se lo queda. Yoga es amor y compasión y eso es lo que creo que debemos transmitir en las clases: amabilidad hacia nosotros mismos, lo demás es puro sectarismo (desde el respeto).
Un saludo. Namasté
Enhorabuena por este articulo Ariel, es de los mejores que has publicado al menos para mí, NAMASTE
Buenísimo artículo!
Enhorabuena Ariel.
Muchas gracias.