Los 5 mitos más peligrosos en yoga

A poco que hayas ido a una o dos clases de yoga ya te habrás dado cuenta de que dar indicaciones muy concretas es la tónica general.

Es normal, claro, así se puede dejar claro y con detalle lo que hay que hacer en cada postura, que por otra parte, suelen ser lo bastante enrevesadas como para necesitar estas indicaciones tan concretas.

Pero también a poco que hayas practicado algo, ya te habrás dado cuenta de que muchas de estas indicaciones o bien no las entiendes, o bien no sabes para qué.

Si no comprendes el por qué de algo, aquí entra ya el componente de la fe.

Fe en las indicaciones que te están dando y en que tengan algún sentido.

Siento decirte que muchas (muchísimas) veces, estas indicaciones no tienen más sentido que el hecho de que quien las dictas se las ha oído a alguien más.

Osea, hay muchas veces en las que se dicta una instrucción sin saber muy bien para qué.

Por supuesto, también hay quien sí que tienen sus motivos.

La parte complicada, aquí, es que muchas veces esos “motivos” son mitos.

Son indicaciones sin fundamentos, y que de hecho pueden llegar a ser peligrosas.

Lejos de aportar beneficios, pueden presentar riesgos.

Para ser justos, hay que decir que esto es algo que ocurre en todo.

Y sobre todo los mitos sobre la práctica física del yoga también se suelen presentar en muchas otras actividades físicas.

Pero no deja de ser algo que deberíamos intentar eliminar del panorama.

Los mitos infundados son mentiras aceptadas como verdades por el hecho de no existir un sentido crítico con lo que se está haciendo o sobre quien está impartiendo estos mitos.

Nada más lejos del yoga, ¿no crees?

Vamos a ver en este artículo los 5 mitos que considero más peligrosos en yoga.

Casi todos son físicos, pero no todos.

Y tan habituales, que seguramente, en alguno has picado. Como nos ha pasado a todos.

1. Lleva la coronilla al cielo

“Para alargar” la columna.

Llevar la coronilla al cielo es sinónimo de “Mete el mentón/barbilla adentro”. Es lo que puede verse en la foto.

Fíjate más en el cuello que en mi cara

Se puede observar perfectamente como el cuello está súper recto. Las cervicales están súper rectas.

Y ese es el problema principalmente, que estamos rectificando las cervicales o lo que es lo mismo, estamos flexionando la columna cervical.

Cuando llevamos las cervicales en flexión significa que estamos comprimiendo los discos intervertebrales que hay entre las vértebras cervicales.

Evidentemente, no pasa nada por hacer esto una vez, es un movimiento natural, fisiológico, de la columna cervical.

El problema viene cuando esto se vuelve la norma general, cuando siempre que estemos haciendo cualquier cosa en yoga estamos así.

E incluso se acaba convirtiendo en educación corporal, y muchas veces esto se saca de la clase para llevarlo al día a día por creer que es lo correcto.

La curva de la columna cervical tiene su función, y sin ella se vuelve hasta 10 veces menos eficiente en el reparto de las cargas.

Además, el desgaste constante de una flexión acaba pasando factura en la región de la espalda con vértebras más pequeñas y menos resistentes y discos intervertebrales acordes, también los más pequeños y los menos resistentes.

Prácticamente no hay situaciones donde sea positiva esta rectificación cervical a propósito.

Y en este caso, si no es bueno, pero sí puede ser negativo, ¿qué sentido tiene repetirlo?

Ya te lo digo yo, ninguno.

Llevar la coronilla al cielo para “alargar” o “alinear” el cuelo o las cervicales no es más que un mito infundado.

Y si esta indicación se da en una clase nunca sabes el nivel de desgaste articular en cervicales que puede tener una persona que esté ahí.

Si hay desgaste, o ya directamente lesión, como una protusión o hernia, esto acabará definitivamente por pasarle una factura muy negativa a esa persona.

2. Pon la espalda recta

Este mito viene muy acorde al anterior.

Si te fijas en la imagen, ves a lo que me refiero.

Espalda rectificada
Espalda neutra

La creencia en que la columna deba ser “recta” es básicamente una mal entendimiento del concepto de “columna” vertebral.

Si hablamos de columna vertebral lo hacemos en cuanto a distribución de cargas se refiere, no a que tenga que existir rectitud sí o sí.

Las curvas fisiológicas, naturales, de la columna vertebral son completamente necesarias, y rectificarlas conlleva directamente que su capacidad para distribuir y soportar cargas disminuya hasta 10 veces.


Además, es una completa locura hacer ciertos movimientos a partir de una columna rectificada, y sobre todo en la zona lumbar esto puede significar un desgaste absurdo e innecesario.

Aquí, si ya hablamos de personas con desgaste vertebral previo (o lesión o patología) ya puedes asegurarte de que le estás agravando el problema a pasos agigantados.

La verdad es que este mito es de los que provocan lesiones.

3. La rodilla no puede pasar por delante de la punta del pie

Rodilla que sobrevivió a pasar por delante del pie

Este es un clásico y puede llegar a tener algo de sentido.

Para una persona con un desgaste articular grande en rodilla, sobre todo que implique a la rótula, una flexión profunda de rodilla nunca va a ser la mejor idea.

Y es verdad que si la rodilla pasa por delante de la punta del pie la tensión en la zona va a ser más grande.

Sin embargo, en situaciones en que una rodilla está sana o no hay problemas reseñables, esto no tiene mucho sentido.

La rodilla es precisamente la articulación mejor preparada para soportar cargas.

Pensar que no vaya a poder soportar un movimiento tan natural es no sólo exagerado, si no también erróneo.

Y de hecho, cuando sumamos esta intención de no adelantar la rodilla de esta manera en ciertas posturas, como por ejemplo Utkatasana (postura de la silla), las compensaciones que se suelen generar a nivel lumbar no son para nada recomendables.

No siempre se dan estas compensaciones, es verdad. Pero mi experiencia después de haber dado clase a miles de personas es que una cosa es la teoría, y otra la práctica.

El conjunto de falta de consciencia corporal y falta de movilidad de caderas hace que las compensaciones la mayoría de las veces sean muchísimo peores que un poco de tensión en la rodilla.

Si tienes problemas de rodilla, siempre se pueden adaptar las posturas. Pero si no, no es algo de lo que hubiera que preocuparse.

4. Es necesario aproximarse al límite para estirar bien

Esta es una creencia muy arraigada.

Por suerte me atrevería a decir que es más común en practicantes que en profesores.

Creer que para que un estiramiento funcione hay que ir muy profundo y forzar es el típico mito que te deja con unas agujetas enormes y la misma o menos flexibilidad que antes.

Existe un reflejo nervioso que se llama reflejo miotático, que se encarga de contraer un músculo cuando se estira más allá de lo que el sistema nervioso entiende que es seguro.

Esa contracción tiene como objetivo evitar que se rompa, pero claro, si seguimos estirando mientras este reflejo ocurre… Entonces es cuando se rompe.

Y si no se rompe, lo máximo que hemos conseguido es contraer el músculo que queríamos estirar.

Los estiramientos funcionan principalmente porque se mantienen en el tiempo, no por una intensidad enorme.

Así que será mucho más eficiente ser paciente y consciente, y permitir a nuestro cuerpo que se acostumbre a estar en esa posición, que ir con prisas y a lo loco.

5. Los beneficios interminables de cada postura

Otro clásico.

Entras en Instagram y ves la foto de una postura y una descripción que reza 18 beneficios.

Creeme que he llegado a leer que alguna postura previene el cáncer.

Justamente el cáncer, como si fuera algo estándar y no hubiera mil tipos y con mil condicionantes.

Pero bueno, sin ir tan lejos, te puedo adelantar que una postura por si sóla no va a dotarte de una salud mágica y espontánea como se suele vender.

Romantizar el yoga, sobre todo sus posturas, es algo muy bonito, pero que no responde más que al ego de quien lo hace.

Creer que lo que haces es maravilloso está bien.

Alejarte de la realidad y presentar algo tan impreciso a personas que buscan un bienestar físico y personal, bien bien, no está.

Para ser claros, una postura puede sentarnos bien, pero por si sóla no va a ser mágica.

Suele influir mucho más la constancia, la dedicación, la corrección técnica, la actitud y la organización de ese esfuerzo.

¿Y porqué digo que este mito es peligroso entonces?

Porque no hay nada más peligroso que contar mentiras o medias verdades sobre algo que influye en nuestra salud.

Porque si alguien que necesita sentirse mejor en un aspecto cree que sólo con hacer eso lo conseguirá, está invirtiendo su esfuerzo en el sentido equivocado.

Por eso es tan peligroso.

La verdad es que me cuesta entender cómo, con todos los enormes beneficios que tiene el yoga, se puede acabar cayendo siempre en el simplismo de enumerar los que no son verdad.

Entender cómo funciona el cuerpo es fundamental para no caer en mitos infundados, para no hacer lo que otras personas dicen sólo porque lo dicen.

Saber y comprender el movimiento, la anatomía, la biomecánica es importante incluso para saber si hacer caso de todo lo que acabo de escribir en este artículo.

Si quieres profundizar en tus conocimientos sobre anatomía y biomecánica, y entender cómo funciona el cuerpo para ser independiente y poder sacar tus propias conclusiones, te invito a echarle un ojo a la Especialización en Biomecánica del Yoga que comenzará a finales de noviembre.

Puedes ver más detalles aquí: Especialización en Biomecánica del Yoga

Espero que este artículo te haya abierto los ojos sobre estos aspectos y que te sirva para mejorar en tu práctica y en tu enseñanza si eres profesor/a.

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