En mayor o menor medida, todos habremos escuchado hablar del Psoas.
Le llaman “el músculo del alma”, “el músculo del miedo”, “el músculo de las emociones”… Incluso acabo de leer un titular donde le llaman “el poderoso” buscando artículos en Google para ver si descubría algún adjetivo nuevo para ponerlo aquí.
A priori suena a algo importante.
No le llamamos “el músculo de las emociones” a todos los músculos, eso está claro.
Todo tiene un fundamento. Aunque como veremos hoy, quizá esos adjetivos acaban haciendo que le demos una importancia exagerada al Psoas.
El planteamiento esencial de este artículo es que le damos demasiado protagonismo e importancia al Psoas, y eso hace que le prestemos una atención desproporcionada en nuestro trabajo.
Hay quien quiere tener fuerte su “músculo del alma”.
Hay quien lo quiere tener flexible.
Y entre uno y otro enfoque, acabamos toqueteando demasiado.
Ya sabes, los humanos somos insistentes y en cuanto algo parece importante dejamos de ver la imagen en conjunto y nos centramos en el detalle.
En las imágenes puedes ver una representación anatómica del psoas (izquierda) y una imagen real de una disección (derecha).
¿El músculo del alma?
Estas calificaciones tan curiosas tienen un origen muy concreto.
El sistema nervioso simpático es la parte del sistema nervioso encargada de gestionar el estrés e interpretar las situaciones de peligro para dar una respuesta fisiológica adecuada.
Si detecta que hay un peligro, se produce un pico de estrés que nos hace reaccionar con una parálisis, un impulso de ataque o un impulso de huída. Para todo esto se provocan reflejos musculares que nos preparan para actuar de alguna de estas maneras de forma inmediata.
Uno de esos reflejos es la contracción del Psoas, un músculo flexor de cadera y clave para encogernos (y así proteger el abdomen y los órganos internos) y también para elevar el muslo y estar preparados para salir corriendo de ser necesario.
Digamos que un nivel alto de estrés fisiológico y la tensión muscular del Psoas son cosas que van de la mano. No necesariamente tiene que haber un riesgo real, basta con que nuestro sistema nervioso interprete por su cuenta una situación como arriesgada.
A día de hoy las situaciones que provocan esos picos de estrés tienen más que ver con conflictos sociales o personales que con peligros de vida o muerte, por lo que el Psoas acaba estando en tensión de forma constante y prolongada aunque no tengamos a nadie amenazándonos con un cuchillo constantemente.
Por eso se considera al Psoas “el músculo del alma” o “el músculo de las emociones”, porque es un ejemplo directo de la somatización del estrés emocional.
Sin embargo, el Psoas no es el único músculo que se ve afectado por esta somatización emocional y existe un peligro claro en adjudicar una causa-efecto tan directa entre Psoas y emociones.
Por un lado, porque no es real. El diafragma podría ser un músculo infinitamente más afectado por este estrés fisiológico y poco extendida está la obsesión por estirarlo o fortalecerlo.
Por otro lado, porque intentar hacer una relación tan directa entre emociones y un músculo concreto acaba llevando a una obsesión por relajar el músculo a ver si así también se relajan las emociones.
Ojo, la lógica tiene su sentido. Pero como todo, el exceso acaba provocando justo lo opuesto a lo que buscábamos.
Acortamiento de Psoas
“Tienes el Psoas acortado”
El “diagnóstico” más común.
Cualquier monitor deportivo, entrenador o profe de yoga con poca idea sobre el cuerpo te da alegremente este “diagnóstico”.
La solución: estirar.
Más allá de que hablar de musculatura acortada no suele ser algo muy preciso ni riguroso, hay un problema en esta interpretación.
Es cierto que el Psoas tiende a estar tenso, más de lo que debería, pero esto tiene más que ver con los hábitos cada vez más sedentarios de nuestra sociedad donde las horas que pasamos sentados al día se han multiplicado en los últimos años.
Si hablamos de un Psoas acortado entonces tenemos que hablar de casi todos los músculos acortados en la mayoría de personas.
En realidad, el Psoas está tenso. El hecho de no movernos y pasar tanto tiempo sentados hace que el tejido fascial se vuelva rígido y la tensión aumente.
Hablar de un “acortamiento” lleva habitualmente a confusión y nos hace pensar en que necesitamos elongar el músculo cuando lo que suele faltar es simplemente movimiento.
Así acabamos estirando el Psoas como si no hubiera un mañana mientras al día siguiente volvemos a pasar 10 horas sentados entre una cosa y otra.
Es sencillamente un despropósito.
No funciona, no tiene sentido y nos hace descuidar los motivos reales de que el Psoas esté tan tenso como suele estar.
Pero es que en muchas otras ocasiones, este mantra de que hay que estirar el Psoas se repite sin ni siquiera comprobar que al menos esté tenso en esa persona, y así acabamos viendo a personas con buenos hábitos de movimiento y un Psoas claramente móvil y flexible estirándolo como si le fuera la vida en ello.
Y eso, tiene riesgos.
Riesgos de sobre-estirar el Psoas
Obsesionarnos con un músculo es un sinsentido.
El cuerpo no funciona de forma aislada, y el aparato locomotor es un ejemplo clarísimo.
Pero somos humanos, y la tendencia a encontrar culpables únicos en lugar de entender la situación global de la persona está ahí.
Esta forma de pensar lleva a que muchas personas piensen que estirar el Psoas es muy necesario aunque no tengan ningún tipo de problema o ni siquiera tengan tensión en él. Sencillamente debe ser bueno y ya está.
No voy a engañarte, es cierto que no suele estar de más tener un Psoas más relajado que tenso, pero es que hay dos factores importantes a tener en cuenta respecto a esto:
- Los músculos necesitan cierto grado de tensión, funcionan así.
- Igual que está bien tener unas tensiones equilibradas en el Psoas, está mejor que esto sea algo global, en todo el cuerpo.
Centrarnos sólo en el Psoas no tiene sentido si no hay un problema concreto cuya solución sea específicamente esta. Y saber cuándo es esa situación requiere entender con cierta profundidad cómo funciona el cuerpo, no es un estándar que se pueda generalizar así porque sí.
Hay riesgos en estirar demasiado el Psoas.
Por un lado, cuando un músculo se estira demasiado se puede llegar a provocar un reflejo miotático que haga que se contraiga más en lugar de estirarse. Es decir, es muy probable provocar justamente el efecto opuesto al que buscamos.
Esto hace que el riesgo de lesión aumente mucho y, por supuesto, provoca el efecto indeseado de acabar con el músculo más tenso que antes.
Por otro lado, cuando un estiramiento se repite con una intensidad alta y mucha frecuencia el músculo acaba dolorido y esto aumenta considerablemente el riesgo de reflejo miotático.
Esencialmente, un músculo con agujetas es un músculo con pequeñas roturas del tejido y el propio dolor provoca un reflejo nervioso. Insistir en estas situaciones acaba siendo un problema importante ya que no permite una correcta recuperación del músculo y encima aumenta mucho más aún el riesgo de lesión por la combinación de insistir en el estiramiento y el reflejo nervioso de contracción para proteger el tejido.
Por lo general tendemos a entender que un músculo con agujetas que ya hemos estirado bastante esta semana necesita un descanso, pero la obsesión con el estiramiento del Psoas nos lleva a estas situaciones poco sensatas muchas más veces de la cuenta.
¿Fortalecer el Psoas?
Sí. Fortalecer el Psoas.
Una gran manera de que un músculo no se tense más de la cuenta con esfuerzos corrientes como puede ser una caminata de unos minutos o algo de ejercicio como hacer unos guerreros en yoga, es tener un músculo fuerte.
Si la musculatura del Psoas es fuerte y tiene más fibras musculares, es decir, es grande su capacidad para soportar tensiones sin sobrecargarse será mucho mayor.
Y eso, claramente, es un punto a favor para evitar los excesos de tensión innecesarios.
La gente le suele tener miedo al trabajo de fuerza porque cree que tensará aún más el músculo. Por suerte el cuerpo no funciona según nuestros miedos desinformados.
El hecho de descuidar el trabajo de fuerza en general, y en el psoas en particular, no hace sino reducir su capacidad de funcionar adecuadamente sin sobrecargarse y sobretensarse a la mínima.
Además, el propio hecho de movernos para ese entrenamiento de fuerza aporta lo que más suelen necesitar nuestros tan mencionados psoas: movimiento.
La mejor manera de relajar el Psoas
Vale, llegados aquí nos encontramos con una disyuntiva.
Estirar demasiado el Psoas puede ser problemático, pero vivimos vidas sedentarias que tienden a tensarlo y encima la única recomendación que he dado es ganar fuerza en Psoas, lo que probablemente nos lleve a acumular tensión en el proceso hasta que el músculo sea lo bastante fuerte.
Entonces, ¿qué hacemos?
Fácil.
Respirar.
Hay que respirar.
Verás, el diafragma está intrínsecamente ligado al Psoas.
No es conceptual, es literal. Están pegados.
En la imagen he señalado en rojo el contorno del diafragma, en verde el contorno de los Psoas mayores de ambos lados y en naranja he circulado la unión entre uno y otro. Están, literalmente, pegados y sus movimientos y tnesiones se afectan entre sí.
Si exhalamos, estamos estirando el Psoas.
Si exhalamos corto en dos o tres segundos como suele hacer la mayoría de personas, no se va a notar. Puede que hasta aumente la tensión.
Pero con exhalaciones largas, es otro tema.
En lugar de estirar e insistir un montón en esos estiramientos, busca hacer estiramientos suaves que puedas aguantar de forma cómoda durante varios minutos mientras respiras alargando al máximo tus exhalaciones.
Poco glamuroso quizá.
No da para foto de Instagram.
Pero tiene algo que el resto de posturas aptas para alardear en redes sociales no tienen: funciona.
Y funciona muy bien además. Rápido y eficaz.
Conclusiones
Le damos demasiada importancia al Psoas.
Debemos cuidar que sus tensiones estén equilibradas para mantener su función y que no nos de problemas, pero también debemos hacer esto con el resto del aparato locomotor.
El misticismo del que nos encanta dotar a todo lo que se preste a ello nos acaba por llevar a un comportamiento anómalo respecto a este músculo y eso es un problema.
Y esta no es una suposición o un aviso, es una descripción de la realidad.
He visto temarios de formaciones de yoga donde apenas se habla nada sobre el cuerpo humano, mucho menos de anatomía o biomecánica, pero sí que se dedica tiempo a hablar del “músculo del alma”, dándole una vez más una importancia desmedida que lleva a confusión.
También puedes echar un ojo en internet y verás a lo que me refiero.
La atención que despierta el Psoas es exagerada.
Todo el mundo quiere saber nuevos estiramientos para el Psoas porque está ya asentado en el imaginario colectivo que eso es algo importante.
Como decía antes, somos humanos, tendemos a querer encontrar culpables únicos para los problemas o irnos al extremo opuesto y endiosar a cualquier cosa que se nos cruce por delante.
Así como le damos crédito a gurús de masas que dicen cuatro frases hechas de autoayuda, le damos una trascendencia enorme a un músculo según algunos artículos que hemos visto en google llamándole de maneras rimbombantes o publicaciones en redes sociales donde se nos hace saber la absoluta importancia del Psoas para estar bien en cualquier aspecto de tu vida.
Lo bueno es que no necesitas creer ciegamente en todo lo que veas por ahí, con entender cómo funciona el cuerpo es suficiente para sacar tus propias conclusiones.
El cuerpo no funciona según opiniones, el cuerpo funciona como funciona.
Por eso formarse en anatomía y biomecánica se vuelve tan esencial. Si no entiendes lo que haces con tu cuerpo, estás jugando con tu salud mientras crees que haces lo mejor. O con la salud de otras personas, si te dedicas a dar clases.
Espero que este artículo te ayude a arrojar algo de luz sobre este tema.
Me alegraré mucho si es así y me lo haces saber en los comentarios de abajo 🙂
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Ten un día estupendo.
Ariel de Gatica.
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Muchas gracias Ariel, me ha encantado tu clara explicación sobre ese «interés excesivo» por estirar el psoas frente a otra musculatura. Colo bien dices la información es un grado y fay que hacer las cosas con conocimiento. Gracias por tu tiempo y tú generosidad
Muy buen artículo. Explicación muy clara y acertada. Muchas gracias😊
Gracias Ariel por la explicación sobre el psoas,con la información clara y precisa de este artículo es mucho más fácil entender el porqué se ha de hacer y cómo hacer para tonificar,fortalecer o estirar, un músculo cuando sea necesario y no hacer las cosas porque sí, sino con sentido. Gracias por tú generosidad.
Me ha encantado leer el artículo, super interesante y clarificadora la información que aportas y el enfoque práctico que le das. Incluso las fotos que adjuntas son esclarecedoras!!. Mil gracias Ariel!!!
muchas gracias Ariel, como siempre súper clarificador. hace tiempo que respiro «mal», creo que por ansiedad, y siempre me duele el psoas. Ahora entiendo por qué puede ser. Gracias, una vez más y siempre.
Me sirvió un montón, me aclaró dudas, como siempre muy claro y útil! muchas gracias 🙏
Woow qué explicación tan más buena y completa, muchas gracias Ariel me he hecho Fan de tus emails. Saludos desde México.
Muchísimas gracias por dedicarle tiempo a este músculo, que tanta relación tiene con el diafragma y la zona lumbar. Gracias por la claridad de tus explicaciones, por tu tiempo y tu generosidad.
Gracias por compartir tus conocimientos ,por ayudarnos a avanzar en esta bella disciplina. Abrazo de luz.